Lerdo González y su gavilla
Por: Germán Ramos González
Hablar de historia, es fascinante, no es verdad que se necesita ser un erudito en ello, puesto que evidentemente no lo soy, pero si me gusta, me apasiona y como tecatense conozco y me he documentado sobre algunos pasajes históricos de esta tierra montañosa.
Escribamos algo de historia entonces.
Bueno, nos nace la idea de tratar el tema tras haber asistido a la magnífica conferencia del Dr. Marco Antonio Samaniego López, organizada por el Taller de Historia de Tecate, historiador que con profundo énfasis habla a ciencia cierta de personajes que anduvieron antes de que siquiera se declarara el inicio de la historia oficial de esta comunidad.
El Dr. Samaniego hizo muchas observaciones importantes, entre ellas que para 1876 el censo de Tecate ya marcaba la existencia de 100 habitantes, aunque los historiadores de nuestra época decidieron que el poblado se había fundado en 1892.
Particularmente el catedrático universitario habló sobre la revolución en la frontera y los rancheros tecatenses, con una notable documentación de hechos, de fechas y de personajes, en donde destaca la defensa del territorio en la llamada invasión filibustera de 1911, donde tecatenses tuvieron una inusitada y férrea participación en la lucha contra invasores norteamericanos, dizque enviados por los hermanos Ricardo y Enrique Flores Magón, con la supuesta intención de independizar de México la Baja California y luego integrarla como entidad a Estados Unidos, intenciones que desde luego no se conocían, pero que poco a poco empezaron a sospechar los rancheros de los ahora municipios de Tijuana, Tecate y Mexicali.
Escuchamos con atención y tomamos algunas notas de la conferencia magistral. Si había escuchado relatos sobre el tema de la invasión filibustera, inclusive he leído muchos sobre el pasaje, sin embargo el Dr. Samaniego aportó mayores datos, más personajes, principalmente oriundo de Tecate y pues hablemos sobre eso.
Sostiene el historiador que uno de los principales personajes de la gesta heroica fue el tecatense Rodolfo L. Gallegos, quien era un total rebelde, ayudó a cruzar a mexicanos a Estados Unidos y luchar, también guarda y esconde armas en Valle Imperial que servirían para la defensa territorial y fue quien levantó la bandera revolucionaria. Rodolfo L. gallegos en 1904 ya vivía en Mexicali y su nombre aquí se fue extinguiendo, siendo la ciudad capital donde el apellido perdura. En 1911 Rodolfo era delegado municipal de Mexicali y trató de ser gobernador en 1920, no lo logra y sigue en insurrecciones siendo asesinado en 1926 en Guanajuato siendo un general cristero.
Estoy seguro que muchos tecatenses antiguos, mucho menos los nuevos no habían escuchado el nombre de Rodolfo L. Gallegos, quien vivió en Tecate antes de 1900, siendo figura nacional, a quien precisamente le tocó la difícil situación de fusilar a Margarita Ortega, otra cuasi tecatense, quien desde los 4 años había llegado a Tecate y se fue a Mexicali para integrarse ya de grande al Partido Liberal Mexicano. Otro que nació en Tecate fue Salvador Orozco, quien participó en la defensa de Mexicali el 29 de enero de 1911, en el famoso y celebrado "asalto a las tierras". Él murió atravesado por las balas el mismo año en la lucha filibustera en Tijuana.
Así como Rodolfo L. Gallegos, de la camada tecatense, se mencionan otros nombres que nunca habían sido abordados, como el de Luis Rodríguez, caído en la lucha armada el 17 de marzo de 1911. Tirso de la Toba, quien es recordado porque fue enviado a tomar pueblos hasta Los Cabos. Luis Borunta, Eulalio Baeza, todos muertos en esa lucha.
Pero hay otros tecatenses que si estuvieron en estas latitudes y que les tocó luchar de forma bravía, como a Lerdo González, Capracio Valencia, los hermanos Downey, se dice que esta lucha pasó de ser de una defensa del gobierno a la defensa del territorio y así lo intuyeron los rancheros, que por cierto no eran militares ni policias, pues Simón Bertol Chacón quería una república de Baja California.
Los rancheros tecatenses defendían al gobierno porque no tenían nada en contra de Porfirio Díaz, es más acá la comunicación era tan mala que nada se sabía de la revolución que se encontraba en su punto más recalcitrante en el centro y sur del país.
Fue como tanto Lerdo González, como su hermano Julián, Jorge Meison, Placido Mata, Capracio Valencia y otros personajes, conocedores del terreno, aprovecharon eso para organizar embestidas contra los filibusteros y a la postre ganar la batalla.
Capracio Valencia fue reconocido como un héroe por las tropas norteamericanas y Lerdo González fue perseguido por Estados Unidos pero nunca fue extraditado, fue acusado de violar a niñas menores, sin que ese delito se le haya comprobado nunca, hasta su muerte muchos años después.
Cabe destacar, como lo indica sin prebendas el historiador Dr. Samaniego López, que los rancheros tecatenses tenían dos ocupaciones bien retribuidas, una era atrapar y cobrar recompensas por ladrones y delincuentes que huían de Estados Unidos y cruzaban chinos para el vecino país, pues no había actividades de trabajo a parte de la pobre ganadería, pues ni siquiera en la construcción del ferrocarril obtuvieron trabajo, pues los empleados eran rusos, italianos, menos negros, ni tecatenses.
O sea que en resumen, la revolución en Tecate si existió y fue encabezada por esos valerosos hombres, que defendieron hasta con su vida el territorio tecatense, a quienes únicamente se les ha honrado con un bulevar que lleva el nombre de Defensores de Baja California, no hay más, ni un monumento, tampoco existe historia pública sobre el tema.
Otro escrito valioso que he leído con atención es el trabajo periodístico de Marco Antonio Romero Arizpe, publicado en 1991 en periódico El Mexicano, quien a su vez se documentó de la biblioteca privada del doctor Alejandro Lugo. Ese trabajo habla mayormente sobre la defensa emprendida en Tijuana, donde fueron derrotados y asesinados gentes renombradas como José María Larroque, el subteniente Miguel Guerrero, el comandante Miguel Mendoza, entre muchos otros que dieron su vida, aunque finalmente Tijuana fue tomada por los filibusteros, que luego dejarían la plaza tras la embestida del pelotón al mando del Coronel Celso Vega que venía de Ensenada.
El periodista menciona al tecatense Lerdo González, quien tenía su rancho en la zona de la presa El Carrizo, desde donde guiaba sus ataques a todos los filibusteros que pasaban por sus caminos, siendo recordado uno que llevó a cabo Lerdo González y su gente a principios de abril de 1911 en las inmediaciones de lo que hoy es la carretera a Tijuana, cuando tropas al mando del general Jack Mosby, estaban asaltando una diligencia del correo, cuando les cayeron y mataron a la mayoría de los hombres, cayendo gravemente herido Mosby, quien fue llevado a Calexico a un hospital.
Lerdo González era temido por su arrojo y valentía, hombre de a caballo y conocedor palmo a palmo del territorio tecatense. González, también participó en la defensa de Tijuana, tocándole como punto de vigilancia la entonces nueva garita de San Ysidro, junto con Martín Mendoza, también de El Carrizo.
Desafortunadamente, en todos los tratados de historia sobre la invasión filibustera de 1911, se pierden los nombres de la mayoría de los personajes, de algunos no se sabe si murieron en la lucha o vivieron después. Lerdo González al parecer murió en la época reciente en su casa que se ubicaba en la avenida Juárez muy cerca a la gasolinera México.
No quisimos entonces, dejar de escribir un poco sobre el tema, cabe decir que a muy grandes rasgos, pero que no deja de ser importante y apasionante ese pasaje histórico único en el que tecatenses han participado en una lucha armada, pues no se tienen registros de la independencia, tampoco de las guerras mundiales.
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