(F: Frontera)
Un diario de Tjuana publicó la carta del periodista Víctor Islas Parra, conocido como “El Búfalo” en la que manifiesta su angustia como padre del acusado del homicidio de Carlos Oceguera y niega que haya utilizado sus influencias para minorizar la pena impuesta a su hijo.
En portada del periódico y dirigida al director, en la carta agradece el apoyo brindado por esa casa editorial y describe la tristeza, pena y agresiones que ha sufrido el periodista y su familia tras el crimen cometido por su hijo menor.
Aclara que no ha llamado a nadie, ni ha “movido un solo dedo” para minorizar la pena impuesta a su hijo de 16 años, tras admitir el asesinato en contra de otro menor.
Además dirige unas palabras a la familia del menor Carlos Oceguera.
"Sabemos del dolor de la familia Oceguera, de sus sufrimientos; comprendemos su profunda tristeza, pero ¿qué más podemos hacer?.
También denuncia que han sido el “blanco” de agresiones en Internet, principalmente en Facebook, incluso los han amenazado de muerte, al grado de tener que dejar su casa por temor a las agresiones.
Dentro del texto que es publicado en dos secciones, también manifiesta que no dejará sólo a su hijo y que estará con él.
“Tope en lo que tope, estaré, estaremos con nuestro hijo y en lo que a mí respecta tendrán que pasar por mi cadáver, quizás antes, quizás después, en caso de que se salgan con la suya. Lo juro por Dios”, advierte Islas a los que han pedido venganza en contra de su hijo que hoy permanece internado en el Centro de Diagnostico para Adolescentes.
“El Búfalo” culmina la carta revelando que quizás podría retirarse del periodismo.
Carta textual publicada por el Periódico El Mexicano,
en la portada y en la página 4-A.
CARTA AL DIRECTOR
Mexicali, B.C., a 26 de Julio de 2011
En los meses recientes he sido sacudido por dos acontecimientos que han puesto a rigurosa prueba mi estado emocional y físico.
Primero fue mi hijo, de 31 años de edad, Víctor Islas Sierra, quien estuvo agonizante por alrededor de un mes. Día y noche vivía yo bajo los árboles y en cualquier rincón del Hospital Regional de Especialidades número 30 del IMSS, esperando su despertar… o su muerte.
Afortunadamente, la ciencia médica y las oraciones de mucha gente hicieron posible la recuperación, y aunque todavía se encuentra en proceso de rehabilitación física, estoy en condiciones de afirmar que pronto desarrollará su vida en condiciones normales.
En todo ese tiempo, Eligio, conté con su respaldo incondicional, además de que sus indicaciones para que se me autorizara el pago de su sueldo durante el tiempo que fuera necesario, se cumplieron al pie de la letra, pero más allá de lo económico, aprecio infinitamente su espíritu solidario.
En estos días, un acontecimiento trágico ha remarcado mi existencia, la existencia de mi familia y sobre todo, la de mi hijo Adrián Islas Castellón, de apenas 16 años de edad.
Cometió una acción grave y ya la está pagando; yo mismo lo entregué a la Procuraduría General de Justicia en el Estado, en específico a la subprocuradora general de Justicia en el Estado, en específico a la subprocuradora general de Justicia, zona Mexicali, María Elena Andrade Ramírez.
Pude haberlo ocultado, enviándolo a otra parte del país, o a los Estados Unidos, e inclusive, con las bondades del Nuevo Sistema de Justicia Penal, retenerlo en el hogar sin que fuera molestado, pero decidí presentarlo a las autoridades.
Tomé esta decisión con todo el dolor de mi alma, pero también conciente de que estando en fuga, mi angustia sería mayor, además de que tarde o temprano se sabría la verdad y él sería detenido, e inclusive víctima de quienes ahora, más que justicia, lo que buscan es venganza.
Juro por la memoria de mis padres, que en paz descansen, y juro por Dios, que no he movido ni un solo dedo ni he marcado ningún número de teléfono, ni le he hablado a ninguna autoridad para que el caso quede impune o para que se aplique de manera parcial la Ley de Justicia para Adolescentes.
Quiero que mi hijo pague por el hecho cometido y ya los está pagando en el Centro de Diagnóstico para Menores.
Los coletazos de la tragedia me han pegado sin misericordia, lo mismo que a otros familiares. En las redes sociales, principalmente en Facebook, se ha emprendido una furiosa campaña en contra mía y contra mi hijo. Le endilgan calificativos terribles y le dicen que lo van a matar, y a mí me amenazan de muerte y me acusan de influyente, no obstante que ha quedado demostrado mi interés por que al menor de mis hijos se le aplique la ley, pero jamás estarpe de acuerdo en las acciones de linchamiento que han sido organizadas por los familiares y amigos del menor que, desgraciadamente, perdió la vida.
Daría la vida por que el pasado regresara, y los sucesos terribles, tristes, no hubieran ocurrido.
Soy padre también de un ingeniero industrial, incorporada a la iniciativa privada y catedrática en instituciones de educación superior; de un licenciado en Administración de Empresas, gerente de una empresa dedicada a la venta de vehículos de motor; de una abogada que trabaja en la administración pública; de un licenciado en Negocios Internacionales y de un joven que estudia la carrera de ingeniero electrónico en la UABC.
Tengo también tres hijas adoptivas que crecieron bajo mi tutela y protección; una es licenciada en Enfermería, otra cursa la carrera universitaria en los Estados Unidos y la tercera trabaja para el magisterio federal.
Todos estamos unidos, juntos, para hacer frente a lo que venga.
Me ha sorprendido la fortaleza de Adriana, la madre de Adrián. Todos estos días y noches han sido de insomnio, de zozobra, de comer cuando se acuerda que se necesario el alimento para no caer, Ni ella ni yo, vamos a dejar solo a Adrián. No nos vamos a derrumbar cuando más nos necesita.
Admitimos la responsabilidad que nos corresponde por no haber descifrado a tiempo las señales de alerta sobre su conducta.
Las amenazas continúan a extremo tal que tuvimos que mudarnos de residencia, porque fanáticos que quieren ver sangre y ver muerto a mi hijo, colocaron en Facebook una fotografía de nuestra casa y la respectiva dirección, con llamados a que la apedreen y le prendan fuego.
El miércoles pasado, al salir del Juzgado Especializado en Justicia para Adolescentes, una turba conformada por amigos y familiares del hoy occiso, nos agredieron verbalmente, intentaron golpearnos y dos de ellos amagaron con matarnos en la primera oportunidad, primero a mí y luego a mi hijo.
Sabemos del dolor de la familia Oceguera, de sus sufrimientos; comprendemos su profunda tristeza, pero, ¿qué más podemos hacer?
Acaso que se los entreguemos para asesinarlo ellos con sus propias manos y así quede saciada su sed de venganza.
Tope en lo que tope, estaré, estaremos con nuestro hijo y en lo que a mí respecta, tendrán que pasar sobre mi cadáver, quizás antes, quizá después, en caso de que
se salgan con la suya. Lo juro por Dios.
Le escribo esta carta, Eligio, por el gesto que tuvo de ordenar que en EL MEXICANO no se publicara nada que hiciera escarnio de un servidor y de mi hijo, agradecido, porque de nueva cuenta mostró sus sentimientos solidarios hacia un compañero trabajador en desgracia, como lo soy yo en estos momentos.
Ya solicité vacaciones y en ese lapso tendré oportunidad de reflexionar sobre el posible retiro del oficio.
Le mando un fuerte abrazo y mi agradecimiento eterno.
Atentamente
VÍCTOR ISLAS PARRA
Sr. Victor con todo el respeto. Se entiende que es su hijo y como madre me puedo poner en su lugar, dice usted por ahi una pregunta tonta e indiferente al dolor de los padres de carlos. Por hacer hay mucho. Deje que sufra su hijo sus propios actos. no permita que salga de la carcel porque usted con el es complice del asesinato. jajajaj le agradece al MEXICANO que no se halla publicado su desgracia? Que usted de eso no se mantiene? Porfavor Sr. se oye hasta ridiculo. Tarde o temprano su hijo va ha pagar todo porque es un ASESINO, si comprende eso verdad? y sus amigos del peridico Mexicano son unos estupidos, porque gente como ellos tambien van a tener su parte por criticar a mas no poder a otras sin importar el dolor ajeno verdad?
ResponderEliminar