Por: Germán Ramos González
Tecate, B.C.- Es remontarse muchos años en el tiempo, es disfrutar los paisajes, es observar lugares que desde la carretera no los podemos ver, es saludar a los niños y a las personas que viven en los linderos de las vías, sentir el aire, el meneo de los vagones y el pitido fuerte de la poderosa máquina cuando se aproxima a un crucero. Dentro todo es cordialidad, alguien te cuenta la historia del tren, o de la independencia de México, más allá la persona que te da todas las instrucciones para disfrutar el viaje y luego la música, todos se hermanan en el recorrido de poco más de dos horas.
Poco a poco se ha ido convirtiendo en toda una tradición en que en las fechas que toca el paseo en tren de Tijuana a Tecate, mucha gente se apunta, emocionada por vivir esa experiencia única para los que no nos tocó los tiempos en que el tren de pasajeros era el principal medio de transporte en esta región, pues dejó de prestarse el servicio probablemente hace 50 años.
Bueno, el pasado 28 de agosto, tuvimos ese privilegio de hacer el recorrido a invitación expresa de Jorge Monraz Sustaita, que es el Director General de la Admicarga, oficina que se ocupa de todo lo relativo al transporte de mercancías y pasajeros en el tramo de Tijuana a Tecate y viceversa.
Eran las 11 de la mañana y la tercera llamada llegó, el tren empezó a silbar con gran fuerza y los vagoneros checaron las entradas, para avisar a los maquinistas que todo estaba en orden para empezar el viaje lentamente. La seguridad que da la experiencia se sentía, Pedro Sánchez Mendoza y José Luis Rodríguez iban a la cabeza, manejando el monstruoso aparato que jalaba tres vagones de dos pisos cargados de gente y de responsabilidad. Ellos con 34 y 30 años de experiencia respectivamente se encargarían de llevar a "buen puerto" a los trescientos cincuenta y tantos pasajeros.
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