lunes, 19 de octubre de 2009

HISTORIA DE LA RECESION

Hace un año, el gobierno de Estados Unidos permitió la quiebra de Lehman Brothers, uno de los gigantes de Wall Street. Las consecuencias fueron desastrosas para la economía mundial, incluyendo a México.
A raíz de esta quiebra, el sistema de crédito mundial se congeló, lo cual llevó a una estrepitosa caída en la inversión y el empleo.
¿Por qué permitió el gobierno estadounidense que Lehman cayera en bancarrota? Porque buscaba lidiar con la crisis evitando generar un problema de riesgo moral, pues había demasiada presión política para castigar a los “ambiciosos inversionistas de Wall Street”.

Los banqueros tenían que ser castigados por su “avaricia desmedida”, por lo tanto era políticamente inaceptable utilizar recursos públicos para rescatar a los bancos. Pero se dieron cuenta poco después de que al castigar a los accionistas de Lehman agudizaron la crisis que ya se gestaba y terminaron castigando a todo el mundo.
Tan pronto como pudieron metieron reversa y los bancos centrales de todo el mundo enviaron un mensaje inequívoco: los gobiernos de los países desarrollados estaban dispuestos a hacer cualquier cosa para salvaguardar el sistema financiero.
Los gobiernos inyectaron una cantidad desmedida de liquidez al sistema para tranquilizar a los inversionistas y revivir el crédito. Los gobiernos de EU, Reino Unido y otros países tomaron importantes posiciones accionarias en los bancos afectados.
Quedó claro que dejar quebrar a Lehman fue un error muy grave. Ahora pretenden regular estrictamente a los grandes bancos para evitar que esto vuelva a ocurrir.
¿Y por qué la crisis tuvo un efecto tan desastroso en México a pesar de haber sido causada fuera del país? Hay varias razones. Para empezar, México es un país estructuralmente débil.
Durante décadas la clase política se ha negado a llevar a cabo las reformas que México necesita. Las finanzas del gobierno dependen en forma desproporcionada del precio del petróleo y la evasión fiscal es monstruosa. Así que el gobierno no tiene recursos para enfrentar una crisis de esta envergadura y se ve forzado a subir impuestos en lugar de bajarlos, lo que amplifica el impacto en lugar de disminuirlo.
Nuestras exportaciones están demasiado concentradas en un solo comprador: más de 80% de nuestras ventas el exterior son a EU.
Los grandes monopolios y oligopolios controlan la economía reduciendo la competitividad del país y por si eso no bastara, la educación de la mayoría de los mexicanos está en manos de un sindicato de maestros muy poderoso, cuyos intereses no tienen nada que ver con el de mejorar el nivel de la educación y la capacidad para competir de los niños mexicanos.
Tan sólo este punto es suficiente para mantenernos rezagados por décadas.
Pero hay algo más. Después de la crisis de 1994-1995, el gobierno permitió a grandes bancos extranjeros tomar el control del sistema financiero mexicano. Se esperaba que ello nos diera la estabilidad que nuestros pobres bancos mexicanos jamás iban a ser capaces de darnos.
Oh sorpresa que nos llevamos al ver que algunos de esos bancos que supuestamente garantizarían una adecuada capitalización del sistema financiero mexicano estaban al borde de la quiebra. De esta forma, importamos la crisis: grandes instituciones bancarias, como Citigroup (propietario de Banamex), estaban al borde de la quiebra y por lo tanto cerraron la llave del crédito en México.
Muchos proyectos rentables dejaron de recibir financiamiento porque las matrices extranjeras de los bancos decidieron reducir el crédito en el país para tapar los huecos de capital que tenían en sus países de origen. Paradójicamente, una medida que se tomó para darle mayor estabilidad a nuestro sistema financiero ahora nos cobró la factura.
Ojalá que la clase política abra los ojos y se dé cuenta de que México necesita reformarse, aunque se ve difícil mientras no rompamos el círculo vicioso en el cual estamos atrapados: mexicanos con pobre educación eligen una y otra vez a políticos con pobre criterio que fomentan la permanencia de un sistema que mantiene a la mayoría sin una educación de calidad y, por lo tanto, fácilmente manipulables.

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