martes, 29 de diciembre de 2009

El último sobreviviente del legado de Pancho Villa


(EL UNIVERSAL)sábado, 26 de diciembre de 2009. ECATEPEC, Méx.- Pancho Villa no está muerto, vive en Guillermo Flores Reyes, de 111 años de edad, el último sobreviviente de los Dorados de la División del Norte y el legado de Doroteo Arango.
El respeto, honor y la lealtad hacia El Centauro del Norte siguen intactos. “Hubiera dado la vida por Pancho Villa”, confiesa don Guillermo Flores, quien de esa forma expresa su admiración por el líder revolucionario.
Es considerado el miembro de la División del Norte más longevo, nació en 1898 en Manalisco, Jalisco. Fue el sexto de seis hermanos. Desde pequeño trabajó en el campo, al lado de su padre, pero su espíritu aventurero lo llevó a Torreón, Coahuila, a los 13 años de edad.
Una tarde escuchó algo que parecía una verbena, "por los cohetes”, por lo que quiso acercarse, pero al irse aproximando notó que no era fiesta sino una batalla. Se tiró al suelo y fue ahí donde su vida cambió para siempre.
“Me asomé a ver de qué se trataba, pero uno de los que estaban ahí me vio y me dijo: ¿Qué haces cabrón?, ¿estás espiando?, vamos con el jefe y si dices mentiras aquí te vas a quedar.
“Me llevó ante mi general Villa y yo le respondió que no andaba haciendo nada de eso. Él clavó sus ojos en los míos y entonces le dijo a uno de los de ahí, a Rodolfo Fierro: a este de los ojitos de gato échenlo para allá, nos va a servir mucho, va a ser uno de los buenos. Desde ese momento no me separé de él, hasta que lo mataron”, narró.
Primero fue mozo de cocina y recadero, pero después comenzó a saber lo que era poner a trabajar sus juguetitos, como llamaba a las armas.
“Si esta cosa hablara, uy, es como escuchar la voz del propio diablo”, dice al recordar con lucidez los momentos de batallas como la de Columbus, en Nuevo México, y la toma de Zacatecas.
“Mi general Villa daba órdenes una sola vez, después se montaba en su caballo y nos pedía que lo siguiéramos, en muchas ocasiones, durante la lucha tuve que matar, eso me llenaba, así satisfacía mi vida y mi carácter orgulloso, me sentía muy chicho”, contó.

Tesoro histórico
De aquellos años, sólo quedan fotografías y algunos documentos originales históricos que atesora en su vivienda, una accesoria que renta en 800 pesos mensuales, los cuales paga con su pensión de 4 mil 500 pesos al mes. Vive solo en la colonia Sagitario 3, en Ecatepec.
Presume su recio carácter, pero reconoce su punto débil: las mujeres de trenzas grandes, reboso de seda y vestidos largos, no por algo tuvo 18 esposas, aunque de todas recuerda con aprecio a María del Refugio, con quien se casó cuando ella tenía 15 años y él 45; su última compañera, quien murió hace 11 años.
“Jamás anduve de lambiscón con ninguna mujer; querer morir por el amor de una mujer, nunca. Ellas a lo suyo y yo lo mío, y si no querían tener hijos conmigo no valían la pena”, expresó.
Solo ahora, sin la mujer que le guisaba frijoles como ninguna, sale todas las mañanas a caminar, apoyado con un bastón. Vive de sus recuerdos.

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